jueves, 26 de abril de 2012

Tema IV - Crítica del Orgulloso


Tiempo de calma absurda, tiempo de paz sin guerra previa. Cuanto menos se llora más se busca un grito de liberación hacia un tiempo sin nada que guarde intención o motivación.
Y que puedo agregar a una situación de caída bruta, ¿sentido?... No. Ni siquiera estando a punto de reventarme podría llorar, ¿para qué? ¿Para dar gusto al oculto capricho de nene de kinder que despide a su madre que se desprende de su presencia? Aún hay egocentrismo que no abandona como para ser tan humilde... con lo que tengo ahora sólo me basta para criticar.
Ahora puedo decir que me molesta la gente que es sólo boca, sólo voz y de ahí hacia afuera; una mujer con cara de baba, un hombre con cara de vacío, cara de quiero al mejor pero que me haga peor... puedo decir que me molesta la amistad falsa, la carne helada, la cerveza tibia, la aglomeración de gente sin ética, el conjunto de seres vacíos de moral, el engaño poco inteligente, la mentira sin ingenio, el instinto de animal que se dibuja sobre la realidad, la motivación ridícula de ser menos, de ser tosco, de ser simio, y poco de lo que se llama ''humano'', sí, señoritas y caballeros, así se ven.
Tengo tan poca humildad que no podría gastar palabras para alagar a alguien porque me dañaría el orgullo. Tan sólo busco algo concreto, algo que sepa que es verdad en los que rodean las calles de la rutina y, a parte de eso, ¿qué más puedo agregar?

Ah, si... me agrada la gente honesta.





[Cartas, Diego Valdés León]




No hay comentarios:

Publicar un comentario